Estos rockeros saben de bandas cambiarias

El grupo de rock Metallica se ha ganado la vida durante los últimos 30 años cantando a todo pulmón himnos apocalípticos como The Four Horsemen y Enter Sandman. Ahora, lo que desvela a una de las bandas pioneras del heavy metal es otra cosa: la crisis europea.

Cliff Burnstein, el manager de la banda, aceleró la gira por Europa para no ser víctima de los problemas financieros del continente. Ahora que la crisis parece propagarse a países más acaudalados como Francia, a Burnstein le preocupa un colapso del euro, lo que dificultaría que los promotores que contratan a Metallica en los 17 países que comparten la moneda paguen su caché.

En lugar de realizar una gira por Europa en 2013, como estaba previsto, Metallica emprenderá una "vacación europea" a mediados de 2012, que incluye apariciones en los festivales Rock Im Park y Rock Am Ring, en Alemania, y recitales en Gran Bretaña y Austria.

"Mire, no soy economista, pero tengo un título, así que eso ayuda", confiesa Burnstein. "Uno tiene que preguntarse cuál es el mejor momento para hacer qué, cuándo y dónde", señala.

La industria global de la música ya ha sido afectada por la caída en las ventas de discos, los precios prohibitivos de las entradas a los recitales y la debilidad de las economías desarrolladas. Ahora, los temores financieros hacen que hasta los grandes rebeldes del rock traten de proteger sus bolsillos.

Anthony Addis, el manager del grupo británico de rock alternativo Muse y otras bandas, reconoce que las fluctuaciones cambiarias han perjudicado a sus clientes no estadounidenses, que realizan muchas giras por Europa y no quieren que se les pague en dólares.Los Red Hot Chili Peppers, otro grupo manejado por Burnstein junto a su socio Peter Mensch, también adelantaron sus presentaciones en Europa, tras haber iniciado hace poco su primera gira en cuatro años en América Latina. Cerca de 75% de los ingresos de la banda proviene de las giras fuera de Estados Unidos, señala Burnstein.

Algunos rockeros aprenden después de los tropiezos. Duff McKagan, ex bajista de Guns N' Roses, gastó US$40.000 en carísimos trajes en Italia porque no sabía la equivalencia entre la moneda italiana, en ese entonces la lira, y el dólar. El músico tomó luego cursos de negocios en la Universidad de Seattle, empezó a escribir sobre finanzas para la revista Playboy y acaba de lanzar una firma de gestión de patrimonio para rockeros: Meridian Rock Capital Management LP.

Después de la crisis financiera de 2008, las bandas de rock y sus representantes prestan más atención a temas antes ignorados, como el tipo de cambio y las tendencias económicas, antes de firmar contratos con promotores extranjeros. Ocho meses antes de que Metallica suba al escenario en Alemania, Burnstein decide si el grupo debe cobrar en dólares, euros o una combinación de ambas monedas. Si el tipo de cambio perjudica los ingresos de Metallica, el manager compra coberturas que le aseguran una tasa conveniente. A veces, se suben los precios de las entradas para compensar las pérdidas cambiarias, aunque Burnstein evita esta estrategia. "Nadie busca realizar una operación cambiaria para hacer dinero, pero uno no quiere resultar perdedor", cuenta Burnstein.

Lo que más le preocupa es el euro. "En los próximos años, el dólar se fortalecerá y el euro se debilitará, y de ser así, quiero aprovechar eso organizando más de estos conciertos (en Europa) ahora, porque van a ser más rentables para nosotros", observa.

En ocasiones, los cálculos de Burnstein coinciden con los deseos de sus clientes. En septiembre, por ejemplo, los Red Hot Chili Peppers recorrieron Sudamérica, un destino cada vez más popular para los grupos de rock gracias a que el alza de las monedas locales facilita el pago de generosos honorarios en dólares. El vocalista Anthony Kiedis y el bajista Flea, grandes aficionados al surf, aprovecharon para ir a una playa a una hora de Rio de Janeiro.

Ante el sombrío panorama europeo, las bandas de rock vuelcan su atención a lugares con divisas más fuertes, como Sudamérica, Asia y Australia. "Somos una exportación estadounidense, al igual que Coca-Cola", dice Burnstein. "Buscamos los mejores mercados".

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